lunes, 6 de mayo de 2013

EL CABALLO QUE FUE SENADOR


El reinado de Calígula fue un compendio de extravagancias. Tuvo pasión por su caballo Incitatus, al cual nombró senador, le construyó una lujosa villa e, incluso, le desposó con una bella patricia romana. Esta es la historia del mejor amigo del emperador.

El demente Calígula era un entusiasta de varios de los principales entretenimientos romanos: las peleas de gladiadores y las carreras de cuadrigas. Como emperador reunió una imponente colección de caballos procedentes de todas las partes del imperio. Entre ellos sobresalía uno, Incitatus. Era un bello semental traído de Hispania que pronto conquistó el perturbado corazón del César, quien le prodigó muchos honores. Estos son algunos de ellos:
Calígula sostenía una feroz lucha contra el senado, al cual despreciaba profundamente. Les acusaba de cobardes, arbitrarios y traidores. Para él, el estamento senatorial no era más que una cámara en la que continuamente se conspiraba para acabar con su vida. Para Calígula, las apariencias, directamente, no existían. Podía hacer lo que le viniese en gana, por monstruoso que fuera. Insultando a la historia romana, decidió nombrar a Incitatus senador y concederle el gobierno de Bitinia (actual Turquía). La decisión pudo estar marcada, bien por su carácter estrafalario e impulsivo, bien por una profunda y retorcida meditación destinada a dañar el prestigio de los senadores.
El emperador también concedió al animal el derecho a llevar la tinta púrpura, la más cara de todas y reservada para la familia real. Exhibía al caballo engalanado con los mejores lujos y joyas. Calígula ordenó que se le construyese una caballeriza con el mejor mármol del país. Poco después consideró que ese hogar no bastaba para cubrir las mínimas necesidades de bienestar del animal y le regaló una lujosa villa, con 18 sirvientes a su disposición. Se le erigió una colosal estatua de mármol en el foro de Roma, puesta entre los héroes del Imperio.  En cuanto a la nutrición del caballo, Calígula decidió no ser tan ostentoso y le alimentó como a cualquier otro animal: bebía vino en lujosas copas y comía copos de avena mezclados con oro, además de otros manjares. Cabe destacar que durante el reinado de este emperador, la mayor parte de la población del Imperio era pobre.
Poco después César consideró a bien darle una esposa a su buen amigo Incitatus. El lector aquí podría pensar que Calígula importó una hermosa yegua para que acompañase a su equino. Eso hubiese sido demasiado simple. El emperador escogió a una joven y bella patricia llamada Penélope para que se desposase con su caballo.
Entre esta vida de lujo, honor y responsabilidad política, a Incitatus aun le quedaba tiempo para ganar carreras. Las fuentes aseguran que el caballo del emperador solo perdió una carrera, y que el auriga que condujo al animal en esa ocasión fue asesinado de forma lenta y dolorosa. Las noches antes de que Incitatus tuviese una carrera, el emperador iba a su lujosa mansión y dormía con él. Para asegurar su perfecto descansó encargó a los prefectos de su cohorte pretoriana que vigilasen el barrio para que nadie hiciese ruido. Si a alguien se le ocurría importunar el descanso del animal era castigado con pena de muerte.
La suerte de Incitatus estaba aparejada a la de su dueño Calígula. Tras el asesinato de este, se pierde la pista de lo que ocurrió con el caballo, aunque es de imaginar que su destino no fue tan feliz como la vida que había tenido hasta entonces.

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